jueves, 2 de junio de 2011

Me solidarizo con la tarea de los árbitros...

Esta mañana he visto (y retuiteado) este tuit de Agustina Piedrabuena, se quejaba del editorial de hoy del Expansión: "Hay que adelgazar la plantilla de funcionarios".

Este artículo se queja del, según su opinión, alto número de funcionarios que hay en España y que, además, mientras las empresas han destruido empleos, el sector público los ha ampliado.

Cuando lo he leído inmediatamente me he acordado de este post de Iñaki: "A vueltas con el número de funcionarios".

En este post, Iñaki pone las cosas en su sitio, os recomiendo su lectura, por desgracia sigue siendo vigente.

También os recomiendo este otro interesante post (de Vicenç Navarro) acerca del mismo tema.

Cada vez tengo más claro que el sector público es un gran desconocido por parte de la ciudadanía en general, incluso es desconocido para algunos de los propios trabajadores públicos, (no me gusta utilizar la palabra 'funcionario' cuando en el fondo estamos hablando del personal público, hay muchas formas de contratación pública, no sólo el funcionariado).

Seguramente el propio sector público no ha hecho una pedagogía comunicativa adecuada.

Pero lo que también es evidente que la sociedad habla (mayoritariamente mal) del sector público y de los funcionarios (trabajadores públicos), muchas veces sin tener razón.

Esta situación tiene una similitud muy grande con los árbitros de cualquier deporte aunque quizá los más paradigmáticos son los árbitros de fútbol:
  • Antes de empezar un partido la gente ya está predispuesta negativamente contra los árbitros.
  • Lo mismo pasa con los funcionarios (trabajadores públicos).

  • Para ser árbitro hay que tener mucha vocación, hay que ser 'especial'.
  • Para ser funcionario (trabajador público) tienes que tener vocación de servicio público.

  • Los jugadores intentan ser todo lo pícaros que pueden para intentar engañar al árbitro en su propio beneficio.
  • Muchos ciudadanos también intentan engañar a los funcionarios (trabajadores públicos) en benificio propio, especialmente en los pagos de impuestos, multas o de derecho a recibir subvenciones, pagos, etc. (sólo hay que recordar que después del terremoto de Lorca vinieron gente de otros pueblos como lorquinos para intentar "sacar algo").

  • Constantemente el árbitro tiene que aguantar las quejas, insultos, desprecios de los jugadores y de la afición.
  • Muchos de los funcionarios (trabajadores públicos) que están de cara a público se queman por tener que aguantar comentarios negativos una y otra vez, pocas veces hay agradecimientos (aunque cuando los recibes hacen ilusión :)

  • La incompetencia, la inoperancia de un equipo de fútbol en un partido - o en toda una competición - a menudo se "tapa" con quejas al árbitro, es la mejor forma que tus clientes (afición) no presionen a los jugadores, técnicos y directiva por los malos resultados.
  • Por desgracia, en estos momentos de crisis, podemos ver que la incompetencia de muchos acaba en quejas a la administración, como si ésta fuera la responsable de todos los males del mundo. Dichas quejas son recibidas y gestionadas por los funcionarios (trabajadores públicos).

  • Pero, por muchas quejas que reciban los árbitros, todos los jugadores tienen claro que éstos son imprescindibles, sin ellos no hay juego posible.
  • Lo mismo pasa con los funcionarios (trabajadores públicos). La ciudadanía se queja (con razón o sin razón), pero cuando hay un problema recurre a los funcionarios, especialmente cuando este problema es grave: ¿quién apaga los incendios?, ¿quién soluciona las operaciones de salud que son críticas?, ¿quién investiga el robo que acabas de sufrir?

¿No será que este deseo de reducción del número de funcionarios (trabajadores públicos) está enmascarando un anhelo de potenciación del sector privado y de reducción del público?

Después de esta reflexión, no sé si he conseguido dejar claro la necesidad de tener unas plantillas de trabajadores públicos adecuadas que permitan realizar las acciones necesarias para seguir gozando de un sector público de calidad... en todo caso, lo que sí que he conseguido es ver a los árbitros de otra manera, me solidarizo más con su tarea... :)


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